lunes, 16 de diciembre de 2013

USO DE CASCOS Y AUDICIÓN




Ya hace algún tiempo que colaboro en alguna publicación pero no tenía un blog en uso. Me he decidido y hoy empiezo mi andadura. Mi primer artículo es este, prometo escribir más siempre de temas relacionados con la audición y su cuidado, ya que mi profesión es la de audioprotesista. 
El audioprotesista se dedica, a grandes rasgos, a ayudar a las personas sordas a oír mejor. Su trabajo más conocido es el de adaptación de prótesis auditivas (audífonos), pero nuestro trabajo es mucho más complejo que eso. Lo iré explicando poco a poco en distintas publicaciones. Hoy quiero hablar de un tema de gran interés debido al uso tan frecuente que hacemos de estos artilugios, me refiero a los "cascos para escuchar".

Gran parte de la población utiliza cascos para escuchar sus dispositivos móviles, como el mp3, o radios. Pero ahora el uso está mucho más extendido porque todos utilizamos el teléfono móvil, no sólo para comunicarnos con nuestros amigos, sino también para escuchar música. Todos nos hemos encontrado con personas que escuchan música por la calle, en el autobús...

Según un estudio publicado en el Reino Unido el pasado año, por la doctora Martine Hamman, del Departamento de Fisiología Celular y Farmacología de la Universidad de Leicester , si se usan cascos para escuchar música, se corre el riesgo de sufrir una pérdida auditiva temporal.

Al usar auriculares, los reproductores de audio individuales pueden exponer al oyente a niveles de ruido que equivalen a los que generan los motores de un avión. Se sabe que un nivel de sonido que supera los 110 decibelios causa alteraciones auditivas, como la pérdida auditiva temporal o el tinnitus (zumbidos en los oídos). Por primera vez, se ha podido observar el daño que esto produce en las células auditivas.

Todas las células nerviosas están recubiertas de una capa llamada “mielina”. Las células nerviosas del oído transmiten el sonido al cerebro quien es quien en realidad “oye”. Si a estas células les falta la mielina no pueden transmitir dicho impulso nervioso y por lo tanto el sonido no llega al cerebro produciéndose la incapacidad para oír. El uso de auriculares en los oídos con un volumen muy alto hace que esta mielina desaparezca y el individuo no pueda oír.

El nivel de sonido que produce este problema es de 110 dB o más, que suele producirse con frecuencia en los equipos de música que en la actualidad utilizan los jóvenes a diario. Por este motivo se recomienda que el volumen no sea excesivamente alto y que los cascos no se usen durante demasiadas horas.

El problema suele ser temporal, pasados unos tres meses la mielina de las células nerviosas del oído se regenera y el individuo vuelve  oír con normalidad.

A pesar de todo es recomendable utilizar este tipo de tecnología con moderación y no someter a los oídos a excesivo ruido ya que a la larga no se sabe muy bien cual pueda ser el resultado de todas estas contrariedades.

Recordar que existen unas recomendaciones sencillas para no tener problemas: no utilizar muchas horas seguidas dichos cascos y no elevar mucho el volumen.




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